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Noventa y ocho años después.

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora nace en 1911, como una propuesta de la dirigente comunista alemana Clara Zetkin, alzando como principales reivindicaciones, el derecho al voto de la mujer, contra la discriminación laboral, contra la sobre explotación capitalista de mujeres y niños.

Esta fecha de lucha iniciada por una asamblea de mujeres trabajadoras y revolucionarias reunidas en Copenhague, tiene plena vigencia casi cien años después.   Pasado casi un siglo, las mujeres tienen derecho al voto igual que el hombre, pero es un derecho sometido a la manipulación de la mafiocracia, votos sin democracia.  Ni hablar de la rampante discriminación laboral.


En esta sociedad la mujer trabajadora es víctima de una doble explotación, por una parte, está sometida a la opresión socio-cultural de la sociedad patriarcal, que fija raseros distintos para evaluar comportamientos de hombres y mujeres, algunas cosas son permitidas a unos, prohibidas a otros y otras, aquel que infrinja estos usos sociales, será condenado y señalado por el conjunto de la sociedad.

Por otra parte, está la explotación de un sistema económico que considera a hombres y mujeres como una mercancía más, interesado sólo en usarlos como medios para generar riqueza privada y en este macabro esquema, mujeres e infantes son el eslabón más débil de la cadena.

Frente a esta actualidad, se impone el fortalecimiento de un feminismo combativo y clasista, que haga resistencia al pensamiento social hegemónico que reconoce a la mujer como una mercancía más, sujeta a la compra venta capitalista.  Es hora de que un feminismo de este nuevo tipo, rompa marras con aquel surgido de las oligarquías, basado en términos meramente decorativos, gramaticales, caritativos o alienantes, que en muchas ocasiones sólo cumplen la función de profundizar el problema.

En este proceso libertador de la mujer, también se incluye la participación activa de los militantes hombres de las organizaciones sociales, gremiales, profesionales, de trabajadores y políticas, porque no sería consecuente plantear la transformación social y al mismo tiempo reproducir conductas heredadas del machismo.

En estos noventa y ocho años la mujer trabajadora ha logrado muchas conquistas producto de su lucha revolucionaria, pero las conquistas más importantes aún están por llegar, aún mujeres y hombres tenemos una sociedad nueva que conquistar y construir.

Juntos, codo a codo, frente a frente, mujeres y hombres luchando por la libertad política, social y económica de la clase trabajadora.



Publicado en “Kaos en la Red” el 8 de marzo de 2009 y en “La Estrella de Panamá”, el 10 de marzo de 2009.

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