Cuba fue suspendida de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 1962 por el carácter socialista de su revolución, acusada de importar un sistema ajeno a nuestro continente, el “comunismo soviético”, como manifiesta la declaración de aquel entonces.
Textos de ese tenor se enmarcan dentro de los postulados de la “Doctrina Monroe”, por medio de la cual los estadounidenses sostienen el principio de “América para los americanos”, comprendiendo ellos como americanos únicamente a los estadounidenses. Recuérdese que para los imperialistas y los asimilados culturalmente por ellos, americanos sólo son los nacionales de Estados Unidos.
En estos días la OEA debatió en Honduras, la derogación de la declaración que expulsó a Cuba de aquel foro. La posición de algunos países es que esta declaración sea eliminada como un hecho de justicia histórica.
Por otro lado Estados Unidos y sus aliados más incondicionales sostienen que no se puede permitir el retorno de Cuba al organismo internacional, mientras ese país no realice reformas a su sistema político y económico, porque de otro modo no se estaría siendo congruente con los postulados democráticos que originaron su fundación.
¿Realmente a Estados Unidos le interesa el respeto de la democracia en América? ¿Por qué no expulsaron a Cuba cuando gobernaba la tiranía de Batista? ¿Será por qué está jamás objeto los intereses de Estados Unidos en la isla?
Cuando se da la expulsión había dictaduras militares en Guatemala, Nicaragua, Paraguay, entre otros, más otro tanto de democracias represivas por todo el continente, ¿qué legitimidad tenían esos gobiernos para evaluar la democracia ajena?
En los Estados Unidos en aquella época se da una dura represión contra el movimiento por los Derechos Civiles y Políticos de los afro estadounidenses, ¿por qué la OEA no sancionó entonces a Estados Unidos por violar los Derechos Humanos de sus propios ciudadanos? Y quedarían muchas más preguntas por hacer, cuyas respuestas nos conducen sin ningún problema a descubrir que el tema del supuesto respeto a la democracia, nada tiene que ver con el debate de antes ni el de ahora.
Abiertas dictaduras militares o encubiertas dictaduras de clase disfrazadas de democracia representativa, han sido útiles para proteger los intereses de está “América de los americanos” y la OEA como Ministerio de Colonias, sólo persigue la defensa de la democracia, si al mismo tiempo se afectan los intereses del capitalismo.
¿Es válido que se imponga a todos los países del continente una visión de democracia, una visión de libertad, una visión de desarrollo económico? Ese es el debate de fondo.
Cuba deberá volver a la OEA cuando en este foro se respete la autodeterminación de los pueblos a construir su destino según la voluntad mayoritaria de su pueblo, no según esquemas establecidos para sostener la explotación y el neocolonialismo.
Publicado en “Kaos en la Red”, el 4 de junio de 2009.
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