El mismo escenario politiquero, la misma demagogia, los mismos discursos sin forma y sin fondo, las mismas poses, el mismo burdo teatro de siempre está servido sobre la mesa, a toda hora en prensa escrita, radio y televisión, arrastrando ingenuamente a todo aquel incauto que tenga memoria de corta duración.
La propaganda nos presenta tres grandes opciones: dos representadas por los partidos burgueses que se han repartido el poder durante más de cuatro décadas, escenificando episodios sangrientos y trágicos de nuestra historia patria como lo fueron la tiranía militar y la invasión norteamericana. Y una tercera que podemos caracterizar como de populismo de derechas, articulada y dirigida por los sectores más conservadores de la oligarquía nacional y que a su vez ha formado parte de los gobiernos panameñistas y torrijistas en períodos gubernamentales recientes.
Visto así, no nos encontramos ante alternativas como quiere hacer ver la propaganda, sino ante distintos rostros que defienden el mismo sistema, el modo de producción capitalista y su “democracia” representativa tutelada por la mafia de los partidos empresariales.
El tema va mucho más allá de los nombres y las aparentes contradicciones entre los candidatos, tras de cada candidato y cada ente partidario, hay todo un entramado de patrocinadores, millones de dólares que dejan ver que la única opción del pueblo en mayo, es elegir cuál será el administrador de los intereses de los dueños del capital.
La coyuntura actual nos enfrenta a una crisis estructural del capitalismo mundial, además a nivel nacional nos enfrentamos a una crisis política donde los panameños y panameñas tienen muy poca credibilidad en las instituciones que legitiman el dominio de las clases dominantes.
Frente a esto, se impone a la clase trabajadora de la ciudad y del campo, organizarse y luchar por lograr la autoconvocatoria a una Asamblea Constituyente originaria que permita refundar el Estado panameño, el nacimiento de una nueva república que tenga los intereses de la clase trabajadora como prioridad y no los de una minoría privilegiada.
El sistema está estructurado para sostenerse y reproducirse, las supuestas alternativas de mayo no representan ningún cambio para las y los trabajadores, elegir al menos malo no es una opción que contribuya al cambio.
Organización del pueblo para el pueblo, rechazar la subasta electorera burguesa, construcción de poder popular, es el camino que deben seguir los explotados y marginados de siempre para darle vuelta a este estado injusto e injustificado de cosas.
Publicado en “Kaos en la Red”, el 11 de enero de 2009.
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