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Amor a la Patria.

¿Vale la pena cuestionarse que es la Patria? Vivimos en el mundo de la inercia, donde lo damos todo por dado, en el cual no importa la esencia de nada, sólo culminar la rutina diaria, celebrar las fiestas que dicen que celebremos, “respetar” los duelos oficiales y vivir tal y como nos dicen que debe ser.   En este marco, la Patria es lo que dicen los manuales de ética, es la tierra donde nacimos o vivimos, es los símbolos que la representan, son sus autoridades y uno que otro, sin profundizar en el asunto, dice que la patria somos todos.


En resumidas cuentas, la Patria –al igual que Dios y prójimo- asume un concepto muy cercano a la abstracción y a la metafísica.   Así, resulta muy fácil para las autoridades decir que aman a la Patria, aunque repriman y exploten al pueblo, por que separan uno de otro.

Decía José Martí que “Patria es Humanidad”, por una parte indicando el gran sueño de la extinción de las fronteras artificiales, y por otro, la concepción de que la Patria no es un ente abstracto, la Patria es todo aquel hombre, mujer, niño o niña que habita nuestra tierra.   Visto así, la Patria tiene rostro, dignidad y sobre todo un Pueblo, que es el sujeto y la razón de ser de esa Patria.

Entendiéndolo así, la Patria que tenemos hoy los panameños, está vedada para la inmensa mayoría que no ocupamos las cúpulas empresariales o politiqueras y para los cientos de miles de ciudadanos que sufrimos la violencia capitalista, necesidades, hambre, pobreza, marginación y miseria.

Conociendo los pormenores del discurso oficial, debemos romper la parafernalia que enceguece las meditaciones más elementales.   La Patria no puede seguir siendo el negocio de unos pocos, no puede seguir siendo sólo canciones o pretexto de mercenarios.

Su sangre, debe refundarla, dirigida por y para todos, sólo se ama a la Patria, luchando por una para el Pueblo.


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