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Golpe Nefasto.

El hecho: El presidente hondureño Manuel Zelaya impulso una consulta popular, no vinculante -es decir, sin obligación legal posterior- para conocer si el electorado deseaba o no incluir una urna extra en las elecciones generales de noviembre. Esa consulta se realizaría el pasado domingo veintiocho de junio y de ganar el sí, el resultado serviría como impulso político ante el Congreso, para proponer una ley  por la cual se pudiese incluir dicha urna, en la cual se preguntaría al pueblo si desea o no una nueva Constitución.

Sólo de ganar el Sí en la consulta de noviembre, se convocaría una Asamblea Constituyente, esto sin interferir con las nuevas autoridades electas en noviembre.


Según la Corte Suprema hondureña y su Congreso, controlados por los sectores más conservadores del país, es ilegal hacer una consulta no vinculante al pueblo, el único soberano del Estado según la Constitución.   Además, según estas instituciones, la sanción “legal” contra esta medida es secuestrar al Presidente Zelaya en la madrugada, montarlo inmediatamente en un avión y dejarlo sin más en otro país.

¡Democracia! ¡Qué concepto tan manoseado!  Cuando batea a la Derecha, cuando se utilizan las urnas para mantener al pueblo trabajador lejos del poder, eligiendo una tras otro a miembros de la clase dominante, entonces allí es muy cívica, respetable, pulcra.  Pero cuando la democracia se acuerda del pueblo, cuando siquiera osa consultarle sobre su futuro, es peligrosa, subversiva, totalitaria.

Debo reconocer que la reacción de la comunidad internacional ha sido contundente, hasta ahora ha sido unánime el rechazo a los golpistas y el reconocimiento de Zelaya como presidente constitucional de Honduras.  El aislamiento internacional de los gestores del Golpe de Estado, es la primera clave para que esta acción criminal no se consolide.

Desde las primeras horas el pueblo ha ido actuando frente a la sorpresa, pues el Golpe de Estado se da cuando se preparaban a participar en la consulta del pasado domingo.  El pueblo está combatiendo en las calles de las principales ciudades de Honduras, en las áreas rurales campesinos realizan bloqueos de puentes, rápidamente se ha constituido un Frente de Resistencia Popular.  La valiente resistencia del pueblo, es la segunda clave.

La tercera clave es que la posición estadounidense, -hasta ahora tibia, ambivalente, débil- se siga manteniendo así pues en América Latina no se da ni sostiene un Golpe de Estado, sin la venia estadounidense.

La derecha política está en un gran dilema.  Por una parte esta su discurso sobre los valores democráticos, por otra, su solidaridad de clase con los golpistas y que no le perdonan a uno que surgió de sus filas, el crimen de consultar al pueblo.

La consolidación del Golpe de Estado significaría para América Latina un alerta grave, creo que marcaría el inicio del fin del intento de producir cambios por la vía constitucional, marcando el regreso de la violencia sin mascaras, por parte de la burguesía y sus aparatos represivos.

Esto demuestra la debilidad del discurso democrático de la derecha política, que a las primeras de cambio, cuando las instituciones dejan de responder al capitalismo y sus privilegios, entran a violentar esa herejía popular que se llama democracia participativa.



Publicado en “La Estrella de Panamá”, el 3 de julio de 2009.

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