Todos los procesos electorales en nuestra época republicana han sido una estafa para nuestro pueblo, un ir y venir de los mismos sectores de la oligarquía. Pero en nuestra historia reciente, este proceso electoral presenta fenómenos que es importante resaltar.
La dureza de la campaña, desde las primarias del partido oficialista, ha dejado a la luz por una parte la avaricia de los candidatos por hacerse de los negocios con el Estado y, por otra parte, ha dejado al descubierto algunos de los tantos escándalos de corrupción de nuestro país. Cada semana el pueblo ha tenido un nuevo bochorno público en esta triste novela que los medios de comunicación comercial han sabido explotar muy bien, y eso que las campañas no han dejado ver aquellos “negocios” en los cuales ambas partes han hecho sociedad.
Las candidaturas hacen gala de toda la demagogia imaginable, convirtiendo este evento en una vulgar subasta, donde la propaganda millonaria de ambas partes promete resolver todos los problemas presentes y futuros de esta patria. Todo ello, sin entrar a profundizar en cómo lo harán, con qué mecanismos, todos los temas se tratan con la mayor banalidad, aprovechándose de la miseria de un pueblo explotado que en su afán de sobrevivir, apenas encuentra tiempo para reflexionar sobre la escogencia de sus nuevos verdugos.
Lo que resulta más increíble de todo esto, son los miles de panameños que creen en tantas mentiras evidentes, si amiga y amigo lector, aunque parezca increíble, les creen, aunque sean los mismos sujetos diciendo las mismas historietas recicladas. Pero en medio de tanta desesperanza, hay otro tanto de panameños y panameñas que cívicamente se manifestarán contra este circo sin pan, dando su voto blanco, nulo o absteniéndose en este proceso, donde lo único que se elige es quienes serán los nuevos beneficiados de la burocracia estatal.
La voracidad de nuestra burguesía, la pasividad y el letargo de muchos encaminan nuestra patria a un escenario de profunda agitación social, arrastrados además por la crisis económica estructural que afecta al capitalismo mundial. Será entonces cuando la organización y concienciación popular que se cuajan desde ahora, deberán empujar el nacimiento de una patria para todos.
Publicado en “La Estrella de Panamá”, el 16 de abril de 2009.
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