La táctica del gobierno burgués y los empresarios panameños, para enfrentar la organización obrera, ha sido la “creación” de sindicatos obreros, que respondan a los intereses empresariales, conocidos popularmente, como sindicatos amarillos.
En el área de la construcción, en lo que va del año, los mal llamados accidentes laborales, han cobrado la vida de 17 obreros, debido a la falta de seguridad en las obras. Para el empresario, la seguridad significa un gasto, y es posible que le resulte más caro cumplir con esas medidas preventivas, que la muerte o la invalidez de un humilde obrero.
Puede o no simpatizarle a cualquiera los métodos de lucha del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (SUNTRACS) pero cualquiera, hasta sus enemigos más acérrimos, reconocen que es el bloque obrero más combativo de este país, que lucha constantemente por seguridad, mejores condiciones laborales -y sobre todo- impulsa, junto a otras organizaciones libertarias, el proyecto clasista de todo el movimiento popular panameño.
Debido a su verticalidad combativa, se encuentran en las calles durante los últimos días, enfrentándose al sindicalismo amarillista y a los empresarios asesinos; a los medios de comunicación que satanizan la lucha social y los sectores desclasados de la población que se dejan confundir mansamente.
Los abusos que sufre la clase trabajadora, se deben principalmente a su propia desorganización, por ello, la labor de los que creemos en un cambio social y en la defensa de los marginados del sistema, es luchar por la concienciación y la organización clasista de los trabajadores.
Debemos marchar hacia una sociedad donde la fuerza de trabajo del pueblo, no sea un factor sometido, a los intereses del gran capital privado.
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