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Los jóvenes y el respeto de sus Derechos Civiles y Políticos en Panamá.


La juventud puede determinar, con su acción o con su apatía, los destinos y la historia de un pueblo; y al mismo tiempo, se constituye en uno de los sectores más débiles de la población.

Luchar por el cumplimento de los Derechos Civiles y Políticos de la juventud, comprende exigir, principalmente, a los que se refieren al cumplimiento total de los Derechos a la vida, la libertad, seguridad personal, justicia y participación.

Según la Dirección Nacional de Estadística y Censo, de la Contraloría General de la República, para el año 2002, el 26.8% de la población total del país, era joven, representada por jóvenes entre 15 y 29 años de edad. De estos, un 65.1% era población urbana y un 34.9% rural.

El Derecho a la vida, implica que ésta debe ser una vida digna, en la cual se respeten integralmente los Derechos Humanos, tales como educación y salud, de calidad igual para todos.

El Derecho a la vida en la región urbana, se ve seriamente afectado por la violencia común que absorbe a la juventud: bandas, narcotráfico, crimen organizado, todas estas pestes sociales encuentran terreno fértil, en los sectores sociales que el modelo político y económico dominante, margina. Los jóvenes en situación de pobreza y pobreza extrema, están en mayor vulnerabilidad, por lo cual, son los sujetos de las medidas represivas, de un Estado que no tiene una política criminal (y no puede tener por su propia naturaleza) que trate la raíz del problema.

Los jóvenes de áreas rurales, que enfrentan situaciones de marginación social y económica, ven socavado su Derecho a la Vida de una forma mucho más dramática.

La desatención del campo como sector productivo, la distorsión de nuestra economía nacional, enfocada en el sector servicio y la mala distribución de la tierra, han sumido a los pobres del campo en situaciones de hambre y miseria; lo que ha llevado a la migración hacia los grandes centros urbanos.

Vemos claramente, que sólo se puede luchar honestamente por Derechos como el de la vida, que está incluido entre los Derechos Civiles y Políticos, si vamos a las razones profundas que provocan la violación de esos Derechos.

Una juventud sometida a la marginación social del modelo político y económico, hostigada por el hambre, la necesidad y la represión, no podrá cumplir su papel histórico como nervio y motor de los cambios sociales, que urgen a nuestro pueblo.

La labor de los jóvenes que nos encontramos organizados, luchando por un mundo mejor, es partir de razonamientos profundos que nos lleven a soluciones creativas.

No podemos seguir malgastando energías en prácticas superficiales y recetas prefabricadas, impuestas por el poder dominante, que sólo sirven para sostener el mundo de injusticias en el que vivimos.

El joven de hoy, frente a los retos que tiene ante sí, debe ser alegre y espontáneo, profundo en sus razonamientos y creativo en sus decisiones. Es un gran reto el que tenemos por delante.

Publicado en “La Prensa”, el 25 de julio de 2007

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