Puedo borrar el café de las mañanas
esparcido en la fisura de mis odios
un reclamo vino tinto de mis derrotas.
Puedo engañarme amablemente
para ver amaneceres de edad inocente
donde sólo queda un arca con sueños rotos.
Pero en la penumbra deseada
teñida de leche y miel
no puedo apartar la continuidad
de unos labios sencillos
que se encuentran negando tristezas
no puedo
en tu olor de tiempo feliz
aceptar las verdades ajenas
de cualquier adiós necesario.
-Luis Calvo Rodríguez, del poemario "Promesas sin cerrojos", Primera Mención de Honor Concurso León A. Soto 2011.
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